Nada como el fuego de sus labios,
si se acerca por la espalda
y a traición me roba un beso...
Nada como el brillo de sus ojos
la ternura de sus manos,
el aroma de su pelo.
Nada como derrochar las horas
recorriendo el mapa de su cuerpo...
Ni la gloria, ni la luna,
ni el dinero, ni la vida.
Nada puede hacerle sombra,
cuando esboza una sonrisa...
Ni la fama, ni los sueños,
ni la luz de las estrellas,
ni tesoros, ni riquezas.
Nada puede compararse a ella...
Nada como el frío del invierno,
al abrigo de sus piernas
y su cabeza en mi pecho...
Nada como compartir el tiempo,
el destino, las sonrisas,
las pasiones, los silencios...
Nada como consumir las noches
deshilando todos sus secretos...
Ni la gloria, ni la luna,
ni el dinero, ni la vida.
Nada puede hacerle sombra,
cuando esboza una sonrisa...
Ni la fama, ni los sueños,
ni la luz de las estrellas,
ni tesoros, ni riquezas.
Nada puede compararse a ella...
Nada como consumir las noches
deshilando todos sus secretos...
Ni la gloria, ni la luna,
ni el dinero, ni la vida.
Nada puede hacerle sombra,
cuando esboza una sonrisa...
Ni la fama, ni los sueños,
ni la luz de las estrellas,
ni tesoros, ni riquezas.
Nada puede compararse a ella...